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He
querido rescatar de las tertulias de taberna este tema para compartirlo con
vosotros en unas líneas, aunque el tema seguramente bien merecería todo un
ensayo.
Partiendo de la
célebre pregunta: “¿Por qué en España en general y nuestro entorno en
particular es casi imposible el desarrollo económico y el éxito empresarial?”.
Y después de compartirla con casi todas las personas que conozco, al final creo
que todas las respuestas que he recibido son igualmente válidas y aplicables a
este curioso fenómeno, digno de estudio de las más reconocidas cátedras de
sociología.
En definitiva, y
esta es mi modesta reflexión, creo que mi respuesta a la anterior pregunta, al
igual que seguramente la tuya, merecen una explicación.
Desde tiempos
inmemoriales, o al menos desde que alguien escribió “El Lazarillo de Tormes” ,
que es un excelente relato sobre la picaresca y la supervivencia en España,
parece ser que no ha cambiado mucho la cosa desde entonces, y es más, yo ya
asumí hace tiempo que no cambiará en al menos varias generaciones.
El término que he
encontrado para explicar este fenómeno es “el
umbral de la mediocridad”.
Para compartir con
vosotros este concepto voy a hacer un símil con un concepto análogo que se da
en las leyes de la física, que es “el umbral del dolor de ruido” que he leído
que se encuentra en unos 140 decibelios aproximadamente, y quiere decir que un
ruido a partir de este límite resulta doloroso y molesto para el oído del ser
humano.
Pues bien, he
descubierto, aunque no soy el único, que si bien no existe un límite inferior
para la estupidez humana, como bien decía Albert Einstein, si existe en cambio
un límite por encima, y este es el “umbral de la mediocridad”. A partir de este
límite se encuentra el ÉXITO. Y
estoy seguro de que coincidís conmigo en que hay un gran número de personas en
este hábitat que compartimos, que si cruzan esta espinosa frontera, SUFREN un
terrible dolor emocional que les impide salir de su amada mediocridad y abrazar
cualquier acción que les lleve al éxito. Me refiero no sólo al éxito en lo
material o numismático, sino en todas las facetas de su vida, la poesía, la
música, el deporte… Todas las facetas de la vida de un mediocre patológico
tienen que estar en un nivel bien bajo porque si superan el “umbral de la
mediocridad” se sentirían terriblemente incómodos. En ese ambiente, encuentran
comodidad y el reconocimiento de “los suyos”
y comparten la felicidad de ser como son. Toleran la corrupción siempre
y cuando crean que beneficia a “los suyos”, sin darse cuenta que la limosna
recibida sólo sirve para pagar su lealtad a unos amos mediocres. Es
relativamente fácil encontrar este perfil especialmente en los países latinos,
pero tranquilos, no somos los únicos.
Y es aquí donde
viene el problema, este personaje que hemos definido como mediocre patológico y
adorador de “Torrente”, sufre
muchísimo al tener a su alrededor personas que no desafinan al cantar como él,
que trabajan de manera más eficiente que él, que crean trabajo y riqueza, en
lugar de perseguir una “paguica”, una mamandurria, o pensar en su jubilación
desde que cumplen los 18 años. Odiarán hasta la extenuación a aquellos que
madrugan, que son generosos o que son líderes gracias al reconocimiento de sus
buenas obras. Odian a los genios, porque éstos ponen en evidencia su triste
condición. En definitiva, el éxito ajeno les provoca un gran dolor y lo
consideran un ataque directo a su autoestima. ¿Os suena la frase: “No hagas el
trabajo tan rápido, que si no, los demás tendremos que acelerar el ritmo y
trabajar más”?
Cada mañana me miro
al espejo con el temor de estar viendo a uno de ellos, temo ser un “yonki de la
mediocridad”, entonces es cuando empiezo a entender que el primer paso para
desintoxicarse de la mediocridad que nos envuelve en nuestro hábitat, es
tolerar a aquellos que no lo son, a los que tienen éxito, a los genios, a los
que hacen que las cosas pasen. El segundo paso es traspasar ese umbral y
apostar firmemente por el esfuerzo, el trabajo, el mérito y el sacrificio.
¡Caramba, que duro es esto!
¿Y si seguimos como estamos?
Gabriel Padial
Si te gusta este tema, te recomiendo las
siguientes lecturas relacionadas:
·
“Del paro al ocio” de Luis
Racionero, editorial Anagrama (premio Anagrama de ensayo)
·
“El triunfo de los mediocres”,
artículo de David Jiménez publicado en su blog: (http://davidjimenezblog.com/2012/02/28/el-triunfo-de-los-mediocres/)
·
“El español y los siete pecados
capitales”, Fernando Días Plaja, Alianza Editorial